Guardar la pala de pádel en la nevera ayuda a mantener la dureza de los materiales.
Seguramente más de una vez habréis visto la imagen de un jugador profesional poniendo la pala de pádel dentro de una nevera. Una situación estrambótica o por lo menos, curiosa. Sin embargo, más allá de la rareza de meter una pala de pádel dentro de una nevera, hay una razón práctica y que puede ayudar al desarrollo del juego.
¿Cuándo meter una pala de pádel dentro de una nevera?
La acción de guardar una pala dentro de un frigorífico es habitual en situaciones de mucho calor, cuando la temperatura es muy alta. Por ejemplo, en el Valladolid Master que se está disputando a finales de junio con temperaturas superiores a los 30 grados.
Garrido va a la nevera.
Y saca… ¡su pala!
¿Por qué crees que la ha metido en la nevera?
Te leo 👇 pic.twitter.com/zCzzwG8MUM
— El Pádel Es Así ¡Entiéndelo! (@elpadelesasi) June 22, 2023
¿Por qué guardar la pala de pádel en la nevera?
Las condiciones climatológicas tienen un impacto directo en el juego, tanto en verano con el calor como en invierno con el frío.
Con altas temperaturas el juego es más rápido, ya que el cristal se dilata y hace que la pelota salga a más velocidad. Lo mismo pasa con la moqueta porque se seca y con las pelotas porque aumenta de forma considerable su presión. En el caso de las palas, se ablandan, perdiendo también elasticidad y resistencia.
En este caso, guardar la pala en una nevera permite que los materiales bajen a una temperatura baja y recuperen cierta rigidez. Esto favorecerá a tener más control, menos riesgo de rotura y más rigidez. Por el contrario, la goma perderá elasticidad y solo causará efecto por un tiempo limitado hasta que recupere la temperatura ambiental.
En definitiva, guardar la pala de pádel en la nevera no debe ser una acción recurrente porque podría dañar los materiales. No obstante, en situaciones de altas temperaturas y en plena competición, optar por este truco puede ayudar a minimizar los efectos negativos del calor en la pala.