Nuevos Belasteguines hay muy pocos, padres y madres de nuevos Beleasteguines abundan… La influencia de la familia es crucial en la formación de sus hijos como jugadores de pádel.
El pádel crece exponencialmente, es una grandísima noticia, a la vez que habrá que estar cada vez más alerta, puesto que estudios del grupo GEPE de la Universitat Autónoma de Barcelona nos avisan que cuando más relevancia adquiere un deporte (tv, federados, popularidad, patrocinios…) menor es su capacidad educativa. En definitiva, ganar pasa por encima de educar.
Las familias tienen una función educativa fundamental para el desarrollo y la formación de los hijos como jugadores de pádel. Sin embargo, padres y madres no son formados para ello. No deben depositar toda la responsabilidad educativa de sus hijos en manos de los entrenadores ni pueden desentenderse de su preparación deportiva.
Ya empezamos a ver adolescentes que aparcan los estudios para dedicarse exclusivamente al pádel y padres y madres que ven en el talento de sus hijos en el pádel una posibilidad económica, quizás ya esperando cuando Cupra les regala un coche nuevo o cuando Estrella Dam les cierre un buen contrato… Y sin duda eso irá a más.
Personalmente, ver a menores (alevín, infantil, cadetes…) jugando con patrocinios en las camisetas me parece una auténtica perversión de los potenciales valores del deporte y siempre he invitado a las federaciones a que lo prohíban y obliguen a las parejas a vestir con los mismos colores y limpios de marcas, para ser coherentes con lo de “crecer como personas mediante el deporte”.
En el deporte formativo y amateur, la relación parental será el factor principal para que el deportista decida seguir o suspender la actividad física -engrosando el % de sedentarismo juvenil- o, por lo contrario, disfrutando de los beneficios físicos, psicológicos y sociales de la actividad física. En alto rendimiento, la relación deportista-padres, también es uno de los factores más significativos para tener éxito deportivo, debiéndose ofrecer una atención y un soporte emocional adecuado, sin caer en la trampa de la admiración y la sobreprotección.
La gran mayoría de familias juegan bien su rol en la formación de sus hijos en el pádel, pero paseándote por el circuito de menores te puedes encontrar con algunos de los siguientes prototipos:
- Desinteresados: Para [email protected] el pádel es una guardería. No reconocen el valor del deporte en la educación de los más jóvenes y no asisten ni a los partidos ni a los entrenamientos, ni a las charlas de los clubs, de las federaciones, no son conscientes del gran impacto e inversión educativa que el pádel les puede ofrecer a sus hijos.
- Hooligan: Viven el partido más que sus hijos, gritan (en alguna ocasión insultan, con unas cuerdas vocales fuera de lo común). No están dispuestos a cambiar. Muchas veces, su única relación con el deporte ha sido ver los partidos de su equipo de fútbol favorito, con una cerveza en la mano. Tiene la mecha muy corta, en cualquier momento puede explotar. Pobre [email protected]…
- Frustrado: Proyecta en sus hijos el estilo de vida que él no fue capaz de conseguir (éxito en el deporte, muchas veces por una lesión… bla, bla, bla). Sintiéndose “representante” de su hijo se siente más cerca de su sueño no realizado.
- Sobreprotectores: Obsesionados con los riesgos que conlleva el deporte, hacen comentarios angustiados sobre algunas jugadas (algunas veces se les ve entrando a atar los cordones o levantar a sus hijos si estos se caen en la pista…)
- Hipercríticos: Ristos Mejides que tienen expectativas y objetivos poco realistas respecto a la progresión deportiva de sus hijos. Son muy exigentes con la actuación de los jóvenes y casi nunca están satisfechos. Animan poco y critican mucho. Nunca será suficiente el esfuerzo de sus hijos.
- Entrenadores auxiliares: Dan indicaciones, que muchas veces contradicen las instrucciones y objetivos del entrenador, así que su hijo no solo pierde la figura del padre o madre porque se ha convertido en técnico sinó que además deberá decidir a quien no hace caso, a sus padres o a su técnico… gran dilema.
- Padres con una orientación positiva: Padres que confían en la preparación y conocimientos del entrenador, que demuestran su autocontrol, refuerzan el esfuerzo y la progresión por encima del resultado, muestran un interés adecuado por el deporte de sus hijos y dan apoyo en los momentos difíciles.
En esta rueda de prensa del entrenador de baloncesto Frank Martin nos deja una lección clara de cuál debe ser el rol de los padres en el deporte.
«En un momento necesité que mi padre fuera mi padre, no mi entrenador». Andre Agassi, en su biografía OPEN.
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