Nota del autor: En diciembre, jugando un partido de pádel me notaba extraño, no rotaba con naturalidad, mi conciencia corporal me decía que algo fallaba, no había dolor agudo, pero no era yo, no era mi juego… Hoy estoy escribiendo este artículo sobre el poder de la mente ante la lesión recuperándome de una artroscopia de cadera. Un periplo que empieza caminando por el pasillo unos metros con el físio, hasta volver a las pistas de nuevo. Vamos allá, pero con cabeza, que siempre ayuda.
Es normal que ahora en la cabeza la radio se encienda y empiezan las dudas, las alarmas y los miedos, la lesión en el pádel cumple muchos de los requisitos de las fases del duelo:
- Negación: “No puede ser verdad”, “cómo ha podido ser”, “no es justo”… La incredulidad es la primera reacción ante un golpe de la vida. Negar es una manera de decirle a la realidad que espere, que todavía no estamos preparados.
- Enfado: Lo primero que debemos de hacer con la rabia es aceptarla para poder sacarla fuera. La rabia tiene una razón de ser. El pedir ayuda, nos impulsa a tomar otros caminos, cuando estamos en el fondo del agujero nos hace tomar impulso para salir a flote. Es un arma para la supervivencia.
- Negociación: Es el momento en que fantaseamos con la idea de revertir la situación, se puede llegar a pactar con quien haga falta hasta -incluso con Dios- prometiendo lo que sea necesario. Se buscan formas de hacer que lo inevitable no sea posible.
- Miedo o depresión: Se siente tristeza, incertidumbre ante el futuro, vacío y un profundo dolor. La persona se siente agotada y cualquier tarea se vuelve complicada. “De esta no me recupero”, para volver a construir primero hay que destruirlo todo.
- Aceptación: Es el último paso. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió, se perdió, y no hay vuelta atrás. Pero la lesión también forma parte de la experiencia deportiva, como envejecer, morir…
¿Me recuperaré de la lesión? ¿Podré acortar los plazos para llegar en forma al campeonato? ¿Tengo riesgo de recaída? Y si??? Y si?… y tantos y sis inútiles.
Deja de perder el tiempo maldiciendo tu mala suerte, y empezamos a trabajar con el coco y el corazón:
¿Cuándo me recuperaré?… Los médicos nos dicen “esto depende de cada persona”; y sin duda es así, no se trata de arreglar una máquina en un taller, ni reparar un músculo, hueso o tendón, hay que curar a una persona que tiene unos hábitos de vida, pensamientos, conductas y emociones alteradas y, de bien seguro, todas estas variables interferirán en el proceso de recuperación

La rehabilitación mental en el pádel
Las investigaciones apuntan que una atención a la parte mental, por parte de un psicólogo deportivo, optimiza la rehabilitación, sobre todo en su adherencia al tratamiento, sentimiento de control, estabilidad emocional y reducción de la ansiedad.
En estos estudios científicos; coaches, PNL, yoguis gurús, mentalistas, reikis, ayahuascas u otros formatos pseudocientíficos no están incluidos ya que ni su eficacia, ni su metodología están demostradas empíricamente como útiles o válidas.
Algunas de las variables a evaluar y tratar por un profesional serán:
- Control de la impulsividad y gestión del dolor.
- Concentración: (mantener un locus de control interno y tener la percepción que las cosas que me pasan dependen exclusivamente de mí y no de factores externos, que no controlo).
- Hábitos de vida: sin descanso no hay mejora, así que toca ser estricto con las horas de descanso que precisa cada persona y que sean de calidad.
- Estado emocional: entrenamiento diario con biofeedback de coherencia cardiaca, o de meditación guiada.
- Relajación muscular progresiva o autógena: para reducir tensión e irritación, que no puede descargar por las piernas (por ejemplo el escaneo corporal).
- Establecimiento de objetivos SMART: siguiendo la técnica del escalador (realizado mediante autorregistros)
- Terapia cognitiva: controlar las 24h del día los pensamientos intrusivos que no juegan a mi favor y cambiarlos por pensamientos funcionales, si es necesario haciendo un registro.
- Inspiración: ver ciertos vídeos de personas que han superado satisfactoriamente lesiones y han vuelto todavía más fuertes. Véase Martin di Nenno.
- Visualización: de la vuelta a las pistas no solo para ganar motivación, sinó para ganar confianza en el proceso de curación, para que no nos asalten las dudas.
- Trabajo con el entorno inmediato del lesionado.
Efectos secundarios de una lesión
- Furia y confusión
- Obsesión por cuando volver a competir
- Negación de la lesión (“esto no es nada”)
- Volver a la actividad demasiado pronto
- Alardes exagerados sobre logros pasados
- Cierta hipocondría secundaria
- Autoinculpaciones (sobre el equipo)
- Aislamiento hacia personas significativas
- Cambios en el estado de ánimo
- Pérdida de confianza en la recuperación.
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