Remontada de ensueño la que lograron Edu Alonso y Juanlu Esbrí en el Open 500 de Alicante para lograr su primer torneo en World Padel Tour. Una final bastante igualada en cuanto a números y en la que el partido tuvo diferentes fases distintas. Por eso, analizamos esta importante victoria de los jóvenes valencianos gracias a Padel Intelligence, la herramienta de estadística avanzada ideada por Vianney Dubois.
La final del Alicante Open 500: un partido de dos caras
Pese al triunfo de Edu Alonso y Juanlu Esbrí en la final del Alicante Open 500, los que se llevaron el cómputo general de puntos -aunque por poca diferencia- fueron Javi Ruiz y Gonzalo Rubio. Algo que puede parecer llamativo, pero que en esta ocasión tiene una explicación bien sencilla. Los andaluces entraron mucho más enchufados al partido, con un primer set en el que se pusieron 6-2 arriba. Las estadísticas de esta manga inicial indican claramente su superioridad en la pista: Ruiz y Rubio se impusieron en puntos totales (28 a 15), en breaks convertidos (3/3 a 1/3), en winners (15 a 5) e incluso también en errores no forzados (5 a 9). La final se les ponía totalmente de cara, pero a partir de aquí el guion cambió por completo.
En el segundo set se empezó a gestar la remontada de Edu Alonso y Juanlu Esbrí. Después de entrar al partido muy fríos, los dos jóvenes valencianos supieron reaccionar a tiempo para llevarse el partido a su terreno. Y lo hicieron cambiando de forma evidente su plan de juego inicial. Un cambio de dinámica muy brusco que se explica por razones distintas. La primera -y seguramente más efectiva- fue que lograron ser mucho más pacientes en cada uno de los puntos, cocinándolos poco a poco. Si en el primer set el número de golpes de promedio fue de 8, en los dos siguientes los puntos fueron mucho más largos. En la segunda manga el promedio estuvo en 9’2 y en la última ya se fueron hasta los 10’8. Y esto no acaba aquí. Si nos fijamos en los rallies de más de 25 golpes, en el set inicial no vimos ninguno, mientras que en el resto de partido se dio hasta en 6 ocasiones (5 de ellas en el tercer set). E igual ocurrió también con los puntos más largos, cuyos número iban aumentando a medida que pasaban los minutos.
Alonso y Esbrí fueron más atrevidos en la pegada
Como hemos dicho, cuando Edu y Juanlu lograron alargar los puntos y calmar el ritmo del partido fue realmente cuando apareció su mejor versión para lograr culminar la remontada. Sin embargo, aunque pueda parecer contradictorio, lo cierto es que los valencianos fueron también mucho más decisivos a la hora de caminar hacia adelante y atreverse con la pegada. ¿Y cómo lograron alargar más los puntos y a la misma hora ser más agresivo en la pegada? Bien sencillo. Cada miembro de la pareja jugó un papel muy diferenciado. Esbrí fue el que se encargó de apretar los gatillos en ataque, siendo el jugador que más winners sumó con diferencia (34), pero también quien más errores cometió (27). En cambio, Alonso se limitó mucho más a minimizar al máximo los fallos (solo 10 en todo el partido) y crear más oportunidades para su compañero, siendo quien menos puntos ganadores logró. Por el otro lado, los números de Rubio y Ruiz fueron mucho más similares.
En esta línea, Alonso y Esbrí tuvieron unos números bastante destacados en cuanto a su eficiencia en el smash. Con un total de 33 remates, Juanlu convertió el 45% de sus smash (una buena estadística teniendo en cuenta el volumen) y, por su lado, Edu fue quien más rendimiento sacó de su pegada. El valenciano remató solo en 11 ocasiones a lo largo de la final, siendo capaz de acabar el punto en 7 de ellas. Con un destacado 64% de eficiencia en el remate, Alonso demostró mucha madurez en su toma de decisiones: aceleró poco, pero cuando era necesario.
En cambio, por el otro lado hay que fijarse especialmente en la actuación de Gonzalo Rubio. El sevillano fue el más efectivo con diferencia durante el primer set, convirtiendo 7 de sus 10 remates (70%). Pero en los dos siguientes sus números bajaron de forma muy contundente. Tanto en lo que se refiere al volumen (6 y 5) como, sobre todo, a eficiencia (33% y 40% en el segundo y tercer set). Y ahora veremos por qué.
Un cambio de plan de juego que funcionó a la perfección
El hecho de poder frenar el ritmo del partido y mejorar sus números de forma considerable en la pegada tiene un por qué detrás. Conscientes del daño que les estaba haciendo Gonzalo Rubio en el primer set, los valencianos cambiaron claramente su plan de partido. Y en este sentido, lo que trataron de hacer a partir de la segunda manga de la final fue desactivar precisamente al jugador sevillano.
Si nos fijamos en la dirección del juego, mientras al inicio del partido Alonso y Esbrí buscaron claramente el golpe cruzado, en el tramo final se decantaron mucho más por el paralelo. Sobre todo por parte de Alonso, que trató de buscar mucho más a Álex Ruiz para tratar de evitar a Gonzalo Rubio, que en el primer set de la final del Alicante Open 500 les castigó claramente con su pegada. En este sentido, vemos como en la primera manga los valencianos se centraron en el cruzado (Esbrí en el 62% de sus golpes totales y Alonso con un 52%).
Pero a partir del momento en que se empezó a gestar la remontada la dinámica cambió de forma evidente. En el segundo set, tanto Juanlu (50%) como Edu (51%) buscaron mucho más el paralelo. Y, finalmente, en la manga definitiva ya se centraron mucho más en encontrar a Javi Ruiz. Alonso abusó claramente de su golpe paralelo (58% del total) y, por su lado, Esbrí volvió a buscar más el golpe cruzado con tal de evitar que Rubio entrara en juego como lo había hecho al inicio del choque.
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